Hay una niña muy bonita frente a mí, es rubia de ojos verdes,
lleva lentes...es cubana. Espera fuera de una tienda junto a su madre. Acá no se puede entrar cuando el negocio está lleno,
por eso la gente hace colas y se impacientan fuera. Mientras esperan su turno, miran a través de las vidrieras.
Me pregunto si esa niña, le importará que su saya no esté
a la moda...si sus zapatos estan raídos por el uso diario. Me pregunto si ella pudiera ser la primera de su clase, la hija
modelo, el orgullo de su calle.
Acá no importa lo que lleves puesto encima. Importa
lo que eres como persona, la educación que nadie te puede quitar, la resistencia ante los problemas diarios. Esas cosas no se pueden cambiar en "CUBA la Bella", pero si se puede sobrevivir, ser
feliz con lo poco que te ofrece el Estado.
No se trata de conformismo...esto va mucho más allá del orgullo
patrio inculcado. Es ser solidarios los unos con los otros, es ser parte de una irrenunciable revolución de la cual todos
forman parte... talvés sin darse cuenta.
5-MARZO-2003 (Barrio Chino-Ciudad de La Habana)